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Imagine un haz de luz que se emite con una linterna de reducida potencia y muy concentrado. Si éste haz se dirige al horizonte y en nuestro misma dirección y sentido, sólo seremos capaces de detectar cuando pasemos por ella (demasiado tarde).
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Afortunadamente, el haz de radio está dirigido hacia la calzada (en los pórticos) o bien casi horizontal pero de lado (en los trípodes). Esto posibilita que el haz pueda rebotar en pequeñas irregularidades de la calzada, guardaraíl, vehículos que nos preceden, etc.
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Esos pequeños rebotes pueden alcanzar el receptor de microondas y avisar de la presencia del radar con antelación suficiente. Es por tanto evidente que las condiciones de la calzada, ubicación, instalación y tráfico influyen decisivamente en la distancia de aviso.
En general, los radares móviles son detectados con mucha antelación, seguidos de los de trípode. Los de pórtico son los de menos anticipación, por las características de su haz. |
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